EL ESPACIO DENTRO

Renato Bocchi, Venecia

La intimidad es la intensidad o radicalización de una interioridad, que se retrae en sí misma y se aleja de los demás, pero, al mismo tiempo, también dice su contrario: unión con el Otro, unión "íntima", un fuera que se convierte en un dentro, "lo más dentro" - y pone de manifiesto la necesidad de compartir. (...) Lo más íntimo despierta en sí mismo una apertura al otro. (...) Con la intimidad las relaciones tradicionales entre el dentro y el fuera están alteradas hasta el punto de volverse irreconocibles a primera vista. A través de la inversión intrínseca hacia la intimidad, que vuelca lo más secreto en lo que más puede unir, (...) el interior y el exterior se descubren de repente en las antípodas de la concepción común (que los mantiene apartados). Aquí entonces, según la intimidad, el interior parece comunicarse, en el fondo, con su opuesto. De ahí la hipótesis planteada para disolver la paradoja: ¿no es que cuanto más el interior se excava y se profundiza, cuanto menos se puede entenderlo como separado y se puede aislar? Cuanto más nuestra interioridad se capta en si misma, dentro el nuestro íntimo, como "mucho" o "lo más íntimo", y cuanto más se dirige hacia su revelación, más se señala al Otro, que entonces ya no es ‘otros’, sino su opuesto" (1).

Estas profundas reflexiones del sinólogo-filósofo Jullien también se pueden aplicar, me parece, al espacio arquitectónico, en la dialéctica entre interior y exterior.

La búsqueda de un espacio de intimidad, según el sentido que le da Jullien, puede romper la barrera entre interior y exterior, definiendo la elaboración del espacio interior ya no como aislamiento y cierre, en oposición a un exterior visto como alienante si no hostil (ver el importante legado de Adolf Loos y su Raumplan), pero como una sublimación de una relación entre el interior y el exterior, entre el yo y el otro del yo, capaz de combinar contrarios, con mucha cercanía al pensamiento taoísta oriental.

Toda la investigación en arquitectura de los hermanos Mateus, por ejemplo, es un cuestionamiento incesante de las relaciones entre el espacio contenido en la materia y la propia materia, sólida, compacta, estereométrica, una investigación que recuerda el pensamiento taoísta basado en la bipolaridad: entre lleno y vacío, entre positivo y negativo, entre blanco y negro, entre cóncavo y convexo.



Figura 1 - Eduardo Chillida, Elogio de la arquitectura IV

Y encuentra una muy estrecha sintonía con la investigación sobre el espacio y la materia de un gran “escultor del vacío” como fue Eduardo Chillida.

“Las esculturas – escribía Chillida (2) - son una función del espacio. No hablo del espacio que está fuera de la forma, que rodea al volumen y en el cual viven las formas, sino que hablo del espacio que las formas crean que vive en ellas y que es tanto más activo, cuanto más oculto actúa. Lo podría comparar con el aliento que hace que la forma respire y se contraiga de nuevo, que abre en ella el espacio de la visión impenetrable y oculta al mundo exterior. Para mí no se trata con ello de algo abstracto, sino de una realidad que es tan física como la del volumen que lo envuelve. Este espacio debería poderse percibir tanto como la forma en la que se manifiesta. Tiene cualidades expresivas. Pone en movimiento la materia que lo configura, determina sus proporciones, mide y ordena sus ritmos. Tiene que encontrar sus correspondencias, su eco en nosotros, impenetrable y oculta al mundo exterior”.



Figura 2 - Aires Mateus, Centro de reuniones en Grandola ©Nelson Garrido

Como en la escultura de Chillida, también en el caso de la arquitectura de los hermanos Mateus se trata ciertamente de una investigación "abstracta" - en cierto modo "científica" - sobre las formas físicas entre materia y espacio, que utiliza herramientas igualmente abstractas correlacionadas con las matemáticas, la geometría, hasta la física de la materia y del espacio. Pero como en ese caso, la abstracción - reflejada en los dibujos rigurosamente geométricos en blanco y negro, en los modelos que resaltan el contraste lleno/vacío, en las fotografías que denuncian los fuertes contrastes entre luz y sombra - no es más que una herramienta para sondear y transmitir, a través del diseño de los espacios, la materialidad "etérea" pero físicamente real del aire (lo profundo es el aire - el verso de Jorge Guillén subrayado muchas veces por Chillida), su dimensión fenomenológica hecha de tensiones, energía, ondas de luz y magnéticas.

Esta búsqueda de un espacio vital en las profundidades de la materia parece tener mucho que ver con esa dimensión de "intimidad" de la que habla François Jullien, subrayando su valor dependiente de la inmersión en una relación dialéctica entre dos entidades que se combinan y a través de esta conjugación descubre “algo más interno”, sublimando efectivamente la interioridad en intimidad.

Quizás en este sentido podamos interpretar la aparente contradicción - en la arquitectura de los Mateus - entre una definición sustancialmente abstracta de espacios y volúmenes, casi un juego formal donde la presencia humana parecería irrelevante, y la explícita búsqueda, declarada por los autores, de una intensa relación con las necesidades vitales del habitante.

“Mis espacios - explica Manuel Mateus (3) - “son espacios en blanco, sin ningún detalle, se ofrecen al usuario desnudos, y será él, si lo desea, llenarlos de usos y colores. Nuestro trabajo es ofrecer estos espacios de libertad, que también prevén cualquier modificación y obviamente apropiación por parte del usuario”. “La arquitectura – continúa (4) - debe tener una relación muy estrecha con la realidad y por tanto con la vida. Siempre surge la pregunta de cómo decidimos encerrar la vida, de cómo decidimos definir, por tanto, un espacio dentro del cual la vida se desarrolla. La arquitectura diseña sus propios espacios y lo que realmente se construye es el límite del espacio. (...) Lo que me interesa en la definición del espacio, ya sea una habitación o una plaza, es la relación entre el hombre y las posibilidades del límite”.



Figura 3 - Aires Mateus, Casa en Monsaraz

Este ejercicio de "excavación interior" realizado con extrema profundidad - comparable a la experiencia zen de los orientales, pero proyectado hacia una apropiación abierta de un paisaje-mundo nada solipsista - une a toda una familia de artistas y en particular de escultores, a la que ciertamente pertenece Chillida (pero también podríamos razonar extensamente sobre los “espacialistas” italianos desde Lucio Fontana en adelante) con toda una familia de arquitectos contemporáneos a la que ciertamente pertenecen los Mateus (pero podríamos razonar sobre mucha arquitectura española desde Sáenz de Oiza hasta Campo Baeza, por no mencionar de los grandes arquitectos de la contemporaneidad japonesa).

Un ejemplo singular y temprano de esta fusión entre escultura y arquitectura en nombre del espacio, que se ejerció a través de una excavación investigadora de las entrañas de la materia con el objetivo de aprovechar conocimientos y percepciones "íntimas" (en el sentido que estamos discutiendo), es el proyecto de los años ‘70, lamentablemente no realizado, del escultor Arnaldo Pomodoro, con los arquitectos Trevisi y Zini, para el nuevo cementerio de Urbino.



Figura 4 - Arnaldo Pomodoro, con Trevisi y Zini, proyecto para el cementerio de Urbino

“La escultura - declaró Arnaldo Pomodoro (5) - es la creación del propio espacio dentro del espacio mayor donde se vive o se mueve. Cuando la obra transforma el lugar en el que se ubica, realmente tiene un valor testimonial de su tiempo, logra imprimirse en un contexto, enriquecerlo con más capas de memoria”.



Figura 5 - Arnaldo Pomodoro, Sfera grande en Pesaro

La investigación sobre el espacio profundo de la materia, realizada por las famosas esferas de Arnaldo Pomodoro, se tradujo en ese proyecto arquitectónico-paisajístico para el cerro de San Bernardino en Urbino en un cementerio cavado en la tierra que quería ser no solo un retorno literal a la tierra sino un reencuentro ideal del individuo con la comunidad humana a través del redescubrimiento de la compleja estructura del espacio interno de la madre-tierra.



Referencias:


(1) François Jullien, De l'intime - Loin du bruyant Amour, Grasset, Paris 2013, p.21.
(2) Eduardo Chillida, citado en: Ina Busch, “El catàlogo razonado como lugar virtual”, en: I.Chillida y A.Cobo (coords.), Eduardo Chillida. Catalogo razonado de escultura, vol.II, Nerea, Donostia-San Sebastian, 2017, p.36.
(3) Manuel Aires Mateus, entrevista, en: R.Bocchi (coord.), L’architettura e l’esperienza dello spazio, Mimesis, Milano 2020, p. 56.
(4) Manuel Aires Mateus, entrevista, en: R. Bartali y A. Crudeli, La vita nello spazio. Una conversazione con Manuel Aires Mateus, en: 120g, octubre 2017.
(5) Veáse: Sandro Parmiggiani, “Nel cuore della materia. Una conversazione con Arnaldo Pomodoro”, en: Arnaldo Pomodoro. Opere 1960-2005, Skira, Milano 2006, p. 31.

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