UNA NOCHE EN LA ACRÓPOLIS
Ourania Chamilaki, Barcelona
I
magino el paisaje Ateniense virgen de entonces, y pienso en cómo todos esos viajeros debieron subir sin seguir ningún camino, cogidos entre ellos de la mano, yendo con paso rápido, agarrándose a los árboles para empujarse hacia arriba y llegar al propileo. Es allí donde empieza el verdadero viaje, por el que vinieron a Grecia.
Pienso en cómo sería llegar a la Acrópolis y verla como la vieron ellos, sin las luces que iluminan todo el perímetro de la roca, sin el camino de Pikionis que te conduce hasta allí. Pienso en cómo sería verla de noche, solamente iluminada bajo la luz pálida de la luna, sin más indicaciones. los pilares, al fondo, levantándose y destacándose desde dentro de la oscuridad. La noche los envuelve cambiando su percepción, así, sus miradas pueden ahondar en su verdadera magnitud y detenerse en el brillo y la textura que dejan la luna sobre los perfiles de la Acrópolis.
Me he paseado, me he escondido y he observado con ellos a través del libro “” (...han escrito sobre Acrópolis) Entre Virginia Woolf, Albert Camus, Kostis Palamas, Jean Cocteau y Le corbusier, está la mirada nocturna del pintor Giorgio de Chirico.
Giorgio de Chirico
Me agazapé entre un montón de escombros de manera que quedé lo menos a la vista posible y esperé el momento en que estaría solo. Al este, tras la cresta violeta de las montañas, la luna llena emergió : estaba exuberante, majestuosa, rebosante, brillante, suntuosa una verdadera luna llena de verano en Atenas se elevaba lentamente, envuelta aún en la escarcha del calor. Al sur, el cielo se oscurece (...)
Entonces me di cuenta de que finalmente estaba solo. Solo desde el lado sur se quedaba aún algún mechón difuso, donde el sol había desaparecido. Al otro lado, libre de los vapores del atardecer, la
luna había subido al cielo. Sus rayos iluminaban ahora las fachadas de los templos y tendían sus sombras en el suelo.
El silencio se hizo más tenso. Tenia la sensación que se había abierto un toldo enorme por encima de mi cabeza.
Los rostros sobrehumanos de los dioses antiguos parecían copias gigantes, fijados como relieves en el techo del cielo que parecía muy bajo, muy cerca de la tierra. Tenia la sensación de que si me ponía de puntillas podía tocarlo con la mano y las máscaras divinas se rieron inexpresivas. Una inmensa confianza envolvía cualquier cosa. En la aparente dulzura de esta gran noche de verano me di cuenta que el mal dentro de mi, a mi alrededor, había desaparecido(...)
Todo lo que he amado, todo lo que en mi vida ha sido propicio para mi, estaba cerca mío. Quise mirar hacia abajo, hacia las casas de la gente, para reencontrar las luces de la ciudad, porque toda esta belleza y esta felicidad solitaria han empezado a asustarme, pero no vi nada mas: humos, una niebla dulce había subido y escondía la tierra de mi mirada· encima de este océano de ternura divina, la Acrópolis, como un gran barco pétreo, como un barco que se ha desatado de sus amarras, navegaba lentamente, ingobernable.
‘‘La piedra ha sido labrada de tal forma que los apoyos que resultarían exigibles para sostener su propio peso han desaparecido. La piedra flota en el aire y piensas que no puede tratarse de
piedra, sino de vida, porque sólo la vida puede hacer eso.’’
Luis Martínez Santa- María
Notas:
Giorgio de Chirico, pintor 1888-1978 .
Imagen:
Croquis de la Acrópolis realizado por Le Corbusier .
referencias:
---------------------------------índice-----------------------------