DIGNARE ME LAUDARE TE, VIRGO SACRATA
Pedro Puertas Herrera, Barcelona
En 1998 algo cambió en la relación que mantenemos con el medio físico. Se aprobó la Ley del Suelo, que hasta hace unos meses ha estado vigente.
La superposición del suelo sobre el lugar se materializa en una arquitectura al servicio de los gestores, que homogeneiza pueblos y ciudades. Por este motivo, “arquitecturizar” hoy, apoyándose en las singularidades de un lugar, es una necesaria actitud de resistencia.
Una de estas actitudes de resistencia, que, en silencio, muestra otra relación posible, y por tanto real, con el territorio está localizada en el Camp de Tarragona, en el trabajo de Josep Maria Jujol.
En dos lugares se contraponen con claridad la idea de explotar el suelo y la exaltación de Jujol de cualificar las singularidades locales. Uno está en en Els Pallaresos, donde la concentración de la vida rural en la casa Bofarull se enfrenta al crecimiento “democrático” de la ciudad difusa. Y el otro está en Montferri, donde, al visitar los rastros del santuario que dejó Jujol para Nuestra Señora de Montserrat, se asiste a la destrucción de lo simbólico, convertido ahora en negocio.
igual que los momentos de intimidad y descanso.
Ese ir y venir para cumplir un objetivo final no se aleja mucho de la vida contemporánea del mundo común que conocemos.
Desde la calle Sol en Els Pallaresos
La casa Bofarull, en la época en que trabaja Jujol, pertenece a una de las familias más importantes de Els Pallaresos. La casa está situada entre el pueblo y los campos. Su fachada principal, a norte, y la fachada este dan al pueble; sus opuestas, a la viña y la era.
En esta situación, la casa participa tanto de la representación urbana como de la cotidianidad rural. Dos realidades que, una vez jujolizadas, hacen que la casa funcione como una caja de resonancia del medio rural, simbólico y cultural local, produciendo una especie de respiración entre el Lugar y la Casa.
Esta relación de ida y vuelta se ha desarrollado desde 1914 hasta 1931. Durante estos dieciséis años, las hermanas Dolors y Pepita Bofarull encargaron a Jujol desde piezas tan emblemáticas como la torre-mirador, coronada por el arcángel Gabriel, hasta construcciones anexas a la casa principal, como los lavaderos o la reparación de unas goteras.
Las particularidades del enclave de la casa, el largo tiempo de trabajo y la imaginación de Jujol convierten la casa Bofarull en un mapa de pequeños milagros, permitiendo rastrear y conocer els Pallaresos, donde trabajó.
Estos milagros, para que así sean, necesitan de una acción de resultado inesperado. Si el viento sopla, el arcángel gira; si no, vuela. Si se ata a la bestia a la argolla, el elefante la retiene. Si el arado deja de excavar, se anima en una planta. Si la serpiente se retuerce en su movimiento, se desliza, como pasamanos de la escalera. Si el porrón, los platos, u otros utensilios de cocina reflejan el agua, en el tejado, esperan la lluvia. Si el animal se inclina para beber, de su boca mana agua. Si…
Todo lo que ocurre en la casa Bofarull no es sólo un ornamento prodigioso. Jujol va más allá, al unir uso y representación, animalizando (de ánima) la materia que da forma a la casa Bofarull. En el pensamiento de Jujol tanto el viento como el hierro son un mismo material.
Ahora se entiende la actitud de alerta del arcángel, con la espada y el escudo en la mano. El arcángel esperaba el momento y el flanco por dónde empezaría a perderse todo este pensamiento.
Este pensamiento se perdió en els Pallaresos cuando se empezó a colonizar, como en muchos otros lugares, con las leyes del mercado. En este caso fue un proceso que también ha durado tanto tiempo como el de Jujol, dieciséis años.
Els Pallaresos, por su fácil conexión con la ciudad de Tarragona, ha tenido uno de esos crecimientos demográficos “milagrosos” de nuestro tiempo. La población, que durante toda su historia apenas pasó de los 350 habitantes, aumentó a 660 habitantes en 1991 y, dieciséis años más tarde, llegó a 3.346 habitantes. El motivo de esa fertilidad es la búsqueda de una vida en contacto con la naturaleza. Ideal contrario a los modelos actuales de crecimiento, ya que estos causan la desaparición del medio físico.
Estos Modelos también borran la toponimia local que unía al medio físico con la memoria colectiva. En su lugar aparecen los nombres de los nuevos asentamientos, tales como “Els Pallaresos Park”, “Jardins Imperi”, “Els Pallaresos Cinc Estrelles”… y los que vendrán en dirección a La Secuita, lugar elegido para la nueva estación del AVE.
La tradición oral es acallada por el reclamo publicitario, construyendo un territorio mediante un sistema repetitivo, seriado y normalizado, en lotes y parcelas para casas con jardín. Si la casa Bofarull es parte del territorio, las nuevas se lo apropian.
Y la pregunta es: ¿sólo podemos aplicar este modelo de lugar?
Hasta la colina de Montferri.
El territorio está en la obra de Jujol. Esta idea, adherida a una masía catalana, forma la casa Bofarull. En Montferri, en cambio, con un solo gesto hace del territorio un templo.
Esta transmutación aparece tanto en un dibujo, fechado en 1925, donde Jujol recrea literalmente las montañas de Montserrat, como la construcción del santuario, donde moldea y amontona la tierra de Montferri para convertirla en las montañas dibujadas. Tierra que acoge a la Virgen.
Bajo este dibujo de 1925 se puede leer: Dignare me laudare te, Virgo Sacrata. Si sustituimos la palabra Virgo por esta deidad más primitiva y más cercana al mundo rural que es la tierra, tendríamos una nueva transcripción: “Concédeme la gracia de poderte alabar, Tierra sagrada”.
De este agradecimiento vital prescindieron tanto los que aprobaron la Ley del Suelo de 1998 como aquellos que, por las mismas fechas, reconstruían el santuario sobre los restos que dejó Jujol. Ambos sustituyeron dos imágenes sagradas como Virgo o tierra por una nueva, la suya, negocio.
Concédeme la gracia de poderte alabar, negocio sagrado.
Imágenes:
(1) Territorio Jujol, por Pedro Puertas
(2) Plano de emplazamiento de la casa Bofarull
(3) Casa Bofarull y fragmentos de la casa
(4) Toponimias borradas en Els Pallaresos
(5) Els Pallaresos. Vista desde la casa Bofarull hacia los campos
(6) Montferri desde el castillo de Rocamora.
Artículo publicado en Quaderns d’arquitectura i urbanisme, 2007, Núm. 256, p. 108-111.
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